viernes, 22 de febrero de 2008

La canción del día...

... hoy me desperté y, como de costumbre, inmediatamente puse música... recorrí artistas, discos y canciones de características disímiles... hasta que me topé con un doble disco de The Kinks (banda contemporánea a los Fab Four, en los lejanos 60´s') y un tema que dominó la mañana, sin dudas. Es mágico cuando una canción te engancha y la tenés que volver a poner cada 15 minutos...

...ah...el tema se llama "Set Me Free". Es una muy bonita canción... bien "beat".

El Duque

miércoles, 13 de febrero de 2008

Hacer UNA sola cosa...

Un defecto, sin dudas, de mi ser es no poder diversificar esfuerzos en más de una tarea. Es decir, cuando me encuentro abocado a un proyecto o plan, no tengo fuerzas, ni ganas, ni voluntad de dedicar el resto de mi tiempo en otros objetivos. Un gran defecto, sin dudas. Imposible organizar una agenda. No hay nada por planificar. Simplemente el día nace y ya tiene UNA tarea. Así pasará viéndome realizarla... o no.
Así quedan ideas, proyectos, inquietudes y demás, dormidas en un cajón... y me pongo viejo, mierda.
El Duque...
PD: me voy a seguir mi tarea del día... que sino me da culpa.
PDII: Hoy estoy mal humorado...igual que hace unos días atrás. Está pasando seguido. Temo a Mr Hyde.

lunes, 11 de febrero de 2008

Un Infierno Posible...



Hoy tuve un extraño sueño, donde se me develaba no solo la existencia de ese lugar harto retratado e imaginado como es el Infierno (desde La Biblia hasta el Dante; desde Raimbaud hasta Luis Alberto en "La Aventura de la Abeja Reina"), sino además su forma, su apareciencia... y, tal vez, su sentido.
El Averno de mi sueño no era cavernoso, no sera caluroso, no era ruidoso. Ni siquiera peligroso. Era una habitación amplia, lujosa, con reminicencias a mansión europea de principios del siglo XX. Vajillas de plata, finos muebles de roble, cómodos sillones y exóticos cuadros perfectamente ubicados en las altas paredes. Copas de cristal, blancas cortinas. Refinado gusto desbordaba el espacio. El Infierno era hermoso.
Un personaje lo habitaba. Era un viejo flaco y calvo, lleno de medallas, títulos de nobleza y ropa distinguida. Nadie había en el lugar. Ni iba a haberlo probablemente jamás. No se percibían ruidos, movimientos, risas, ni música. Todo era quietud. Quietud eterna.
La escena era tristísima.
Ese lugar era el Infierno.
El Duque (febrero 11, 2008)