Aún no cumplo una semana en mi nuevo hogar.
Debo confesar que pasé por momentos de plenitud casi sobrenatural, mirando a mi alrededor... todo tal cual lo imaginaba... y más. Todo luce mejor que en sueños.
Pero también, debo advertir que la soledad se disfruta si el entorno ahoga... Cuando la soledad es un faro, es increiblemente bella y productiva. Así la disfruté durante años.
Sin embargo... el miedo brota cuando la soledad se torna onmipresente... más allá de la mera compañía.
Fue solo una sensación de esta tarde, caminando por mi nuevo barrio... desbordante de gente ausente.
El Duke
viernes, 22 de enero de 2010
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