“¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad!”
Aquí, los tres significantes enarbolados por la revolución burguesa que dio inicio al capitalismo moderno: La Revolución Francesa de 1879.
Parece mentira que más de doscientos años después, ninguno de los tres deseos agitados en la Bastilla se hayan concretado. Todo se diluyó en pura retórica para quitar a los aristócratas sus privilegios divinos, y lograr el apoyo de una enorme cantidad de campesinos, deseo jacobino.
Dejo de lado “Fraternidad” y me adentro en una reflexión sobre la “Libertad” y la “Igualdad”.
Desde el siglo XIX hasta el presente, distintos sistemas políticos buscaron, sin éxito, satisfacer las ansias de libertad e igualdad de sus pueblos, mediante un concepto interpretado de diversas maneras: el concepto de Democracia, o poder del pueblo.
Se gestó el sistema Republicano Occidental, y por antinomia el Socialismo, o en su vertiente más radical, Comunismo. Estos últimos llamados a hacer la revolución final, que termine con las falencias del primero. Todos hicieron girar a "la Democracia" en torno a sus postulados políticos, en torno a sus ideas.
Cuando el Liberalismo levantó la bandera de la Libertad, dejó rezagado su interés por la Igualdad… cuando el Comunismo levantó la bandera de la Igualdad, dejó atrás su interés por la Libertad…¿Cómo es esto?
Simple. En las sociedades capitalistas, nos encontramos con ciudadanos que gozan de plena libertad económica, y, en menor medida, política, dado el derecho a sufragio universal, ejerciendo así, una “democracia político-económica”, si se quiere. Sin embargo, estas sociedades distan de ser democráticas a nivel social. Esto es: son tremendamente desiguales… pobreza, marginalidad, bajo acceso a la educación, son algunos de los problemas que acosan a las clases más desprotegidas. No tienen solución. De hecho, el capitalismo funciona en base a la desigualdad. Es uno de sus principios insoslayables. No lo digo yo. Lo dicen sus teóricos liberales, desde Adan Smith hasta Milton Friedman.
Por otro lado, en las hoy casi extintas sociedades comunistas, cuyo auge se dio en los años de postguerra, encontramos sociedades terriblemente reprimidas, privadas de sus libertades. A nivel político, ideológico y económico. Con casos que llegan al extremo aberrante, tal fue el caso de las purgas stalinistas, en la Unión Soviética. Sin embargo, se trata de sociedades mucho más democráticas a nivel social y económico que las sociedades occidentales. Donde el acceso a bienes y servicios (salud, educación) es igual para todos. Igual para todos. A veces igualmente restrictivo, claro está... si lo vemos desde una lógica capitalista.
Entonces, tenemos al concepto de Democracia pivoteando entre la Libertad y la Igualdad, en dos tipos de sociedades totalmente distintas. Donde una se fortalece, la otra hace agua. Pero, después de todo, ambas buscan, como fin último, lo mismo: reconciliarlas a la vista de sus "socios". Ninguna tuvo ni tendrá éxito. Porque en el fondo, el significante ignorado es funcinal a sus fines. Ni las socialdemocracias capitalistas, ni los socialismos democráticos pudieron salvar esta diferencia seminal... porque siempre el diablo mete la cola: el diablo, en este caso, es el Poder, claro...
En este tira y afloje, me encuentro con una última reflexión…
La cultura no encontró libertad jamás (buscar igualdad sería negarla, homogeneizarla y corromper su escencia) En las sociedades comunistas, las voces disidentes se callaron, muchas veces con violencia y sangre. No hubo posibilidad de vanguardia, a pesar de ha habido movimientos artísticos de características notables, como el constructivismo ruso. Y en las sociedades capitalistas, la cultura alternativa no encontró canales de difusión, al estar estos cerceados por la lógica mercantil: “si no vende, no existe”. Hoy pasa lo mismo. Escapar del “mainstream” significa un casi seguro pasaje al olvido.
Tal vez la razón de este constante intento de silenciamiento del arte, por parte de los sistemas políticos se deba a que la cultura, sigue siendo el lugar de plena libertad para el hombre. Cada ser, en su vivencia con el arte, es libre. No hay sistema que pueda reprimir la búsqueda que cada persona tiene y encuentra en el arte.
Aquí, los tres significantes enarbolados por la revolución burguesa que dio inicio al capitalismo moderno: La Revolución Francesa de 1879.
Parece mentira que más de doscientos años después, ninguno de los tres deseos agitados en la Bastilla se hayan concretado. Todo se diluyó en pura retórica para quitar a los aristócratas sus privilegios divinos, y lograr el apoyo de una enorme cantidad de campesinos, deseo jacobino.
Dejo de lado “Fraternidad” y me adentro en una reflexión sobre la “Libertad” y la “Igualdad”.
Desde el siglo XIX hasta el presente, distintos sistemas políticos buscaron, sin éxito, satisfacer las ansias de libertad e igualdad de sus pueblos, mediante un concepto interpretado de diversas maneras: el concepto de Democracia, o poder del pueblo.
Se gestó el sistema Republicano Occidental, y por antinomia el Socialismo, o en su vertiente más radical, Comunismo. Estos últimos llamados a hacer la revolución final, que termine con las falencias del primero. Todos hicieron girar a "la Democracia" en torno a sus postulados políticos, en torno a sus ideas.
Cuando el Liberalismo levantó la bandera de la Libertad, dejó rezagado su interés por la Igualdad… cuando el Comunismo levantó la bandera de la Igualdad, dejó atrás su interés por la Libertad…¿Cómo es esto?
Simple. En las sociedades capitalistas, nos encontramos con ciudadanos que gozan de plena libertad económica, y, en menor medida, política, dado el derecho a sufragio universal, ejerciendo así, una “democracia político-económica”, si se quiere. Sin embargo, estas sociedades distan de ser democráticas a nivel social. Esto es: son tremendamente desiguales… pobreza, marginalidad, bajo acceso a la educación, son algunos de los problemas que acosan a las clases más desprotegidas. No tienen solución. De hecho, el capitalismo funciona en base a la desigualdad. Es uno de sus principios insoslayables. No lo digo yo. Lo dicen sus teóricos liberales, desde Adan Smith hasta Milton Friedman.
Por otro lado, en las hoy casi extintas sociedades comunistas, cuyo auge se dio en los años de postguerra, encontramos sociedades terriblemente reprimidas, privadas de sus libertades. A nivel político, ideológico y económico. Con casos que llegan al extremo aberrante, tal fue el caso de las purgas stalinistas, en la Unión Soviética. Sin embargo, se trata de sociedades mucho más democráticas a nivel social y económico que las sociedades occidentales. Donde el acceso a bienes y servicios (salud, educación) es igual para todos. Igual para todos. A veces igualmente restrictivo, claro está... si lo vemos desde una lógica capitalista.
Entonces, tenemos al concepto de Democracia pivoteando entre la Libertad y la Igualdad, en dos tipos de sociedades totalmente distintas. Donde una se fortalece, la otra hace agua. Pero, después de todo, ambas buscan, como fin último, lo mismo: reconciliarlas a la vista de sus "socios". Ninguna tuvo ni tendrá éxito. Porque en el fondo, el significante ignorado es funcinal a sus fines. Ni las socialdemocracias capitalistas, ni los socialismos democráticos pudieron salvar esta diferencia seminal... porque siempre el diablo mete la cola: el diablo, en este caso, es el Poder, claro...
En este tira y afloje, me encuentro con una última reflexión…
La cultura no encontró libertad jamás (buscar igualdad sería negarla, homogeneizarla y corromper su escencia) En las sociedades comunistas, las voces disidentes se callaron, muchas veces con violencia y sangre. No hubo posibilidad de vanguardia, a pesar de ha habido movimientos artísticos de características notables, como el constructivismo ruso. Y en las sociedades capitalistas, la cultura alternativa no encontró canales de difusión, al estar estos cerceados por la lógica mercantil: “si no vende, no existe”. Hoy pasa lo mismo. Escapar del “mainstream” significa un casi seguro pasaje al olvido.
Tal vez la razón de este constante intento de silenciamiento del arte, por parte de los sistemas políticos se deba a que la cultura, sigue siendo el lugar de plena libertad para el hombre. Cada ser, en su vivencia con el arte, es libre. No hay sistema que pueda reprimir la búsqueda que cada persona tiene y encuentra en el arte.
Y eso, para quienes se manejan guiados por su ambición de poder, es muy peligroso…
Cuando el arte ataque…
Cuando el arte ataque…
El Duque (hoy, ahora)
No hay comentarios:
Publicar un comentario